El fruto del Espíritu y las obras de la carne son en realidad dos opciones para el hombre en la actualidad. El hombre puede vivir su vida conforme a los principios de la palabra de Dios, y permitir que Jesús sea el centro de su vida, y permitir que el Espíritu de Dios se vea en él, o puede vivirla como si Dios no existiera.