En mil ochocientos doce un incendio destruyó los libros, años de investigación, e imprentas de Guillermo Carey en India. Un siglo más tarde en Nueva Jersey, un incendio destruyó el laboratorio de Tomás Edison. ¿Adivine cómo respondieron los dos? ¡Exactamente de la misma manera! Empezaron a reconstruir al día siguiente para continuar el trabajo que se sentían llamados a hacer.
Qué fácil hubiera sido para cualquiera de ellos darse por vencido después de ver destruida toda una vida de trabajo. Pero, ¿de qué hubiera servido? Si usted ha sufrido un mayor revés en su vida, haga lo que ellos hicieron: empiece de nuevo.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra las razones de Dios para el trabajo . . . en su Minuto en la Biblia.