Hace poco leí de una mujer que empezó a fumar a los quince años, y que fumó todos los días hasta que cuando cumplió veintiocho años, y entonces lo dejó, definitivamente. Ahora tiene casi sesenta años, y reflexionaba por qué empezó a fumar a tan temprana edad. La única razón fue porque quería estar en onda; quería que sus amigas la aceptaran.
Los adultos por cierto no son inmunes a la presión de compañeros. Tenemos que recordar que hay sólo una persona cuya aprobación necesitamos, y es Jesucristo. Cuando procuramos ser como él, y agradarle, estamos buscando la única aprobación que importa.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra la aprobación de Dios . . . en su Minuto en la Biblia.