Una mañana una mujer le dijo a su esposo: “Anoche soñé que me regalabas mil dólares para comprar vestidos nuevos. No vas a arruinar mi sueño profético, ¿verdad?” “Por supuesto que no,” respondió su esposo. “Siéntete en libertad de guardarte los mil dólares.”
A veces nos preguntamos por qué debemos soñar en grande, cuando los sueños grandes rara vez se cumplen. Nuestra capacidad de soñar viene de Dios, pero demasiado a menudo no le pedimos su ayuda para lograr nuestras mayores visiones. Si usted tiene un sueño secreto, no tenga miedo de contárselo a Dios.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva . . . descubra la capacidad de Dios para hacer que los sueños se hagan realidad . . . en Su Minuto de la Biblia.