Hace poco a una joven esposa le diagnosticaron cáncer en los huesos, estando ella encinta de diez semanas. Tenía dos opciones: someterse a quimioterapia, lo que resultaría en la terminación de su embarazo; o, posponer la quimioterapia hasta después del nacimiento, lo que permitiría que el cáncer se esparciera por su cuerpo. Escogió sacrificar su salud y salvar la vida de su bebé; y nació una niña sana. La joven madre empezó quimioterapia de inmediato, pero los médicos no se mostraban optimistas.
Siempre hay un costo para el sacrificio; especialmente cuando se trata de poner la vida de uno por otro.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra el sacrificio que Dios hizo por nosotros . . . en su Minuto en la Biblia.