Sé de sólo una cosa que podemos pedirle a Dios, y sin embargo nunca agradecerle cuando la tenemos. Es la humildad. En realidad, las personas verdaderamente humildes probablemente no gastan tiempo orando por humildad. Más bien, se enfocan en conocer y obedecer a Cristo, servir a otros, y estudiar la palabra de Dios. Mediante esas prioridades del Espíritu Santo los conforma cada vez más a imagen de Cristo; que es la manifestación de humildad.
En lugar de concentrarse en llegar a ser humilde, concéntrese en su relación personal con Jesús y permita que la unidad de Él defina cada vez más su vida.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra cómo Dios bendice al humilde . . . en su Minuto en la Biblia.