Aumentan los esfuerzos por dominar la fuente de energía más fuerte, confiable e incontenible de la tierra: las mareas. Dos veces al día la marea sube y baja como reloj. Debido a la regularidad de las mareas alguien ha dicho que “el tiempo y la marea no esperan por nadie.”

Así como no podemos detener las mareas, tampoco podemos detener el tiempo. Y el tiempo se mueve según el calendario de Dios, y no el nuestro. Si usted no ha pensado en la marcha del tiempo últimamente, hágalo hoy; principalmente para asegurarse de que está listo para que el tiempo se le acabe y empiece la eternidad.

Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra cómo Dios marca el tiempo . . . en Su Minuto de la Biblia.