Las nueve cualidades que menciona el apóstol Pablo en Gálatas, y que llama el fruto del Espíritu, son sobrenaturales. No es natural sentirnos amables, pacientes o bondadosos. Esas características se vuelven nuestras sólo cuando el Espíritu Santo las hace operables en nosotros.
Cuando nos hallamos sintiéndonos impacientes o perdiendo los estribos, eso debe ser una señal. Es tiempo de pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a demostrar en nuestras vidas la paciencia y dominio propio de Cristo. No debemos sentirnos mal porque necesitamos la ayuda de Dios en esos momentos. Debemos regocijarnos porque él ha provisto por su Espíritu los dones que necesitamos.
Le habla David Jeremiah animándole a que tome el camino a una vida nueva. Descubra el fruto del Espíritu de Dios . . . en Su Minuto en la Biblia.